miércoles, 30 de noviembre de 2011

Batman Año Uno, de Lauren Montgomery y Sam Liu



He de reconocer que después de haber visto la totalidad de las adaptaciones realizadas por el equipo de animación encargado de trasladar las mejores historias impresas de DC a películas de 60 minutos –estrenadas directamente en Dvd o Blu- ray­– tenía pocas esperanzas de que fuesen capaces de conseguir algo bueno basado en la obra maestra de Frank Miller y David Mazzuchelli.

Dos cosas me llevaban a temerme lo peor. Por un lado, estas películas parecen estar destinadas a un público mayoritariamente infantil, por lo que las historias más adultas se edulcoran hasta tal punto que terminan por perder el sentido para el cual fueron escritas y dibujadas. Por el otro, los flojos resultados de las restantes películas de animación –véase, por ejemplo, All Star Superman”- no inducen al optimismo.

Pero los peores defectos de las adaptaciones anteriores no se dan de una manera tan radical en ésta. “Batman: Año Uno” mantiene el tono sombrío del cómic. Incluso –aunque eso sí se viene dando en la mayoría de las demás adaptaciones– se utilizan los estupendos diseños de personajes y el peculiar estilo de dibujo del grandioso David Mazzuchelli –quien nos ofreció una de las imágenes más imponentes del murciélago jamás vista-; aunque, lógicamente, las imágenes cinematográficas no logran captar al cien por cien la atmósfera y la energía visceral que irradian todas y cada una de las viñetas que componen el cómic.

Temas tan peliagudos como la violencia física y la infidelidad se mantienen intactos en la trama. Si se hubiesen suprimido, con el propósito de evitar el enfado de algún padre o madre descerebrado, la historia no hubiese tenido ningún sentido. Quizá el único pero es que, como la película tiene que durar 60 minutos, la trama se antoja demasiado apresurada, y algunas secuencias hubiesen necesitado de un ritmo más pausado para funcionar.

Resulta un acierto conservar las voces en off y los puntos de vista paralelos de Bruces Wayne y Gordon, para darle el tono poético y de serie negra que caracteriza al cómic. La animación está bastante lograda –sin ser nada del otro mundo– y la atmósfera es acertada, como ya hemos comentado. Es importante también recalcar que se aprovecha el movimiento cinematográfico para darle una mayor importancia a las escenas  de acción.

Los conflictos interiores de los personajes quedan claros. La película está editada de una forma muy clásica, sin saturarnos con la concatenación de planos. La banda sonora de Christopher Drake brilla con luz propia.

Los directores Lauren Montgomery y Sam Liu logran darle un aspecto teatral a las apariciones de Batman. Como ejemplos, basta señalar la puesta en escena del murciélago durante la cena de gala –donde comparten mesa y mantel mafiosos y políticos– o su primera pelea llevando el traje contra unos rateros de poca monta que apunto están de vencerle.