lunes, 12 de diciembre de 2011

Bruce Lee, versión Amstrad CPC 464


Nuestro cometido es completar las pantallas del castillo y recoger todos los farolillos distribuidos por las mismas, con el propósito de enriquecernos —sí, esto suena bastante raro; pero eso ponía en las instrucciones—, y descubrir, una vez finalicemos el videojuego, el secreto de la inmortalidad; el cual sólo es conocido por un malvado mago.



Pero la tarea no va a ser nada sencilla, ya que tendremos que enfrentarnos a dos temibles guardianes, sicarios del mago, quienes trataran de detenernos; y para alcanzar tal propósito, no dudarán en emplear mortíferas técnicas ninja o dolorosas llaves. Pues nuestros rivales no son otros que un experimentado asesino, maestro del Boken —bo: madera; ken: sable—, y un poderoso luchador de sumo, capaz de tumbarte con cualquiera de sus poderosos golpes.



Los gráficos son pequeños, algo toscos y simplones; pero desbordan carisma. El movimiento de los personajes resulta algo brusco y poco elaborado. La perspectiva que se nos ofrece es la lateral. Aún así, nos encontramos ante un videojuego de plataformas en toda regla, que logra enganchar al jugador, lo suficiente, como para que pasemos un rato agradable y nos olvidemos de los defectos citados con anterioridad.





Este videojuego, al contrario que otros de temática similar que le precedieron, integra todas las pantallas que recorremos en el mismo mapeado; es decir, cuando recogemos todos los farolillos, se abre una compuerta o se desplaza una barrera —ya sea en la pantalla en la que estamos, o en cualquier otra que hayamos pasado— y se nos permite acceder a otra estancia del castillo que comunica con la que dejamos atrás. Normalmente, en los juegos de plataforma, las pantallas eran exclusivas y no se comunicaban entre sí; cambiaban, desapareciendo una y apareciendo otra, a medida que superábamos niveles.



El elemento más original de “Bruce Lee” es la opción de jugar en modo dos jugadores. Pero no como estamos acostumbrados. Ya que uno de los jugadores tomará la identidad de Bruce Lee, y el otro, del luchador de sumo verde, cuya misión, como hemos comentado, no es otra que la de frustrar los planes de la estrella de las artes marciales hongkonesa y acabar con todas nuestras vidas.



Este videojuego es complejo de analizar, ya que estando plagado de defectos y no resultando muy vistoso tras una primera impresión —ni siquiera en la colorida versión de Amstrad CPC—, engancha, y de qué manera. Siendo éste uno de los videojuegos más adictivos de la época.



Pocas veces se consiguió tanto, con tan poco.


De todas formas, si queréis un emulador gratis y no sabéis cual, mirad este enlace de los compañeros de Amstrad Esp -uno de los mejores sitios para saber más del Amstrad y donde podréis encontrar gran variedad de títulos clásicos y nuevos; sí, la escena retro está viva, aunque cada vez más parada en el caso concreto de Amstrad.

En caso, de que no sepáis o tengáis alguna duda o curiosidad al respecto, decidmelo en los comentarios, y os aclararé todo lo que esté en mi mano.