Sí, amigos. Esta noche
friki solo podrán soportarla aquellos fuertes de corazón y con
muchas ganas de pasar unas suculentas horas perdiendo el tiempo.
El primer plato
ya es durillo.
La adaptación que se hizo de “Bola de Dragón”.
Un esperpento de dimensiones mayúsculas. Me pasé la mayor parte del
tiempo enfrascado en una encarnizada lucha entre mis dos partes del
yo: una quería apagar la televisión y dejar de ver aquella
tontería; la otra, estaba totalmente seducida por la absoluta falta
de escrúpulos y de vergüenza de quienes había dedicado esfuerzo y
dinero –poco, imagino- a perpetrar semejante bodrio.
He de confesar que nunca fui
aficionado a la serie de dibujos animados que emitían por televisión, y en lo que se refiere a los mangas editados por Planeta en cuadernillos, al estilo cómic book americano, solo disfruté
con los primeros quince números… así que no me invadió un deseo
de inmolarme, cuando empezaron a desfilar los títulos de crédito finales.
Pero qué duro va a ser sobrevivir al visionado para aquellos que
fueran –o sean- aficionados a Akira Toriyama o a “Bola de
Dragón”.
Aun así, esta película es infinitamente superior a la que se hizo recientemente en los USA –esa si que es para
cortarse la venas-.
Nota para los aficionados: algunos nombres no
concuerdan, porque no tenían los derechos y los cambiaron para
ahorrarse unas perrillas.
¿Todavía no habéis
huido a refugiaros en vuestras casas, cual asustadas doncellas? ¿Aún
queréis saber cuáles son los dos platos que nos quedan por
degustar?
Vosotros lo habéis querido. Vamos a por más películas
horribles.
El segundo plato: “El
delirante mundo de los Feebles”.
Marionetas, al estilo teleñecos,
haciendo todo tipo de cochinadas y cantando... Esta película tuve
que dejar de verla porque me dio muchísimo asco una escena, y me
costó seguir viéndola. No cometáis el error que cometí yo, y no la veáis mientras coméis. Si es que, en el fondo, soy de lo más
sensible. Más adelante, cuando consiga una copia con mayor calidad y
con subtítulos –para poder enterarme de los números musicales-
prometo verla entera. Además, es el segundo largometraje de Peter
Jackson en su época más macarra; y solo por eso, merece una oportunidad.
Como supongo que ya se os
habrá atragantado la cena, dejo la película más digerible para el
final.
Es nuestras noches frikis
no podría faltar el maestro Mario Baba. Ojo, que es un director genial. De
hecho, dos de sus pelis están en la lista de mis cien películas
favoritas -que algún día colgaré en el blog-. Pero también hizo cosas muy frikis; la que más: tener un
hijo –Lamberto Baba- sin talento para el cine que decidió
dedicarse –muy a nuestro pesar- a seguir la estela de Papá Baba.
Pero dejemos al hijo, que tarde o temprano aparecerá en esta
sección, y centrémonos en “Diabolik”.
La película adapta las
andanzas de un conocidísimo personaje del cómic italiano; una
suerte de Batman-ladrón. ¡Si hasta tiene una base secreta, qué
para sí quisiera el mismísimo Batman!
La primera parte de la
película es divertidísima y tiene un ritmo endiablado… El último tramo, en cambio, es una especie de
vuelta de tuerca para hacer una segunda parte, y resulta infumable.
Ah, el
traje es chulísimo, el motivo por el que roba buenísimo y la música
la pone Morricone. Vamos, que esta hay que verla, sí o sí.
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