martes, 10 de enero de 2012

Noche de miedo (remake), de Craig Gillespie



De la infinidad de remakes que nacen en Hollywood, la mayoría están condenados al olvido. Pues el tiempo es un juez implacable; ya que este nada sabe de taquillas ni de promociones.

Pasada la moda y los fuegos de artificio, las películas tienen que defenderse por sí mismas, sin intermediarios ni campañas de marketing; y es ahí, precisamente ahí, donde se desmoronan esta clase de proyectos.

La industria de Hollywood no escarmienta, y se olvida de que no basta con mejorar los efectos especiales y añadir más ruido y explosiones para lanzar un buen producto al mercado.

Esta introducción tan larga tiene como único propósito contextualizar la innecesaria película que nos ocupa: "Noche de Miedo", dirigida por un poco inspirado Craig Gillespie.
 
La película es un Remake de la homónima "Noche de miedo", estrenada en 1985. Una cinta de terror que no está envejeciendo tan bien como otros fims coetáneos... pero que desborda energía, originalidad, talento, personalidad y supera con creces a su remake en lo que se refiere a calidad cinematográfica. No obstante, la dirección y el guion corrieron a cargo de un jovencísimo y prometedor Tom Holland, antes de que el fulgor de su estrella comenzase a languidecer.
 
Colin Farrell es un actor con dotes interpretativas suficiente para encarnar a un personaje insano que desprende un magnetismo animal. Pero no puede hacer milagros. No basta con la presencia física, se necesitan escenas bien escritas. 
 
Quitando el protagonista, Anton Yelchin, el resto del reparto ofrece actuaciones bastante pobres. Ninguno de los personajes resulta creíble; por lo que nos cuesta implicarnos y empatizar con el peligroso acoso al que se ve sometida la familia por parte del supuesto vampiro.

La trama se desarrolla demasiado rápida, como si el director quisiera sacar el conejo de la chistera lo antes posible, como si estuviese más interesado en la acción desenfrenada que en jugar con el suspense implícito en la historia. Como resultado, la tensión dramática es nula. No se aprovecha la relación fascinación/repulsión entre los personajes de Yelchin y Farrel, ni las enormes posibilidades que la premisa inicial posee para construir un asfixiante film de suspense. 

A destacar poca cosa: los homenajes a la original, como la mano engarrada o la manzana, entre otros detalles; el primer tramo de la secuencia de la persecución en el desierto, aprovechando al máximo la tecnología 3D -innecesaria en la casi totalidad de la cinta-; no se hace pesada ni demasiado aburrida; tiene algún chiste suelto y gag visual divertido -hecho que sería positivo, si no fuera por los cientos de chistes o gags restante que maldita la gracia que hacen-; tiene un par de sustos buenos; y poco más.

Concluyendo, el remake de "Noche de Miedo" es tan poco brillante como lo fue el de "Pesadilla en Elm Street" -por citar alguno de los que se han perpetrado en los últimos años-; y su único propósito es captar la atención del público adolescente, ofreciéndoles un producto bonito por fuera y vacío por dentro.